lunes, 9 de enero de 2012

Vórtices.

Hay presencias que son grandes tormentas eléctricas concentradas en un solo ser y nos acechan a través del cielo que a muchos nos gusta remontar en libertad. Por fuera y en la distancia irradian luces al igual que relámpagos. Hasta que se ciernen sobre nosotros y hay momentos en los que llegan a saturar todos nuestros sentidos con sonidos de risas más potentes que truenos, descargas de energía al igual que rayos, ráfagas potentes de viento que nos mueven constantemente del lugar, como  la lluvia y sus gotas de agua se transforman en nuestros por qué y los porqué. Los únicos elementos que llenan el vacío y lo único que necesitamos hasta el último aliento de nuestras vidas. 
Tratamos de creer en cosas que no comprendemos como la forma de ser de las personas, los colores que manifiestan las almas, que el amor mata al dolor. Que la verdad nunca es en vano, que convierte a extraños en amantes y a los enemigos en hermanos. A veces se siente poder entenderlo y saber que en realidad nunca se planea nada de esto. 
Como siempre, nuestros pensamientos le mienten a nuestros tontos corazones y lo peor de todo es que los pobres ilusos todavía les creen. Parecería ser una constante casi sin excepciones a la regla que aquellas personas que nos aman sinceramente, son aquellas que siempre y más desmerecemos. Que todos en algo llegamos a tocar fondo, que algunas veces somos olvidados, que nos cansamos de sentirnos solos o abandonados. 
Entonces nos sentimos divididos, hablando con los muchos pedazos  de nosotros mismos, hasta que aquellas partes escondidas que no dicen nada y solo derraman lágrimas silenciosas, se sientan a nuestro lado susurrándonos al oído que un día van a morir tratando de ayudarnos a hacernos comprender todo aquello que en un principio les dio origen, para partir con dignidad. 
Y al igual que sentir ciertas presencias puede que estas situaciones lo cambien todo, cambien absolutamente todo dentro de nuestros seres. Daríamos lo que sea solo por perdernos en esas brechas de existencias, sin embargo, vacilamos demasiado y a veces no estamos seguros de creer todo lo que sentimos. Más aun cuando percibimos que ellas están tan cerca como se podrían llegar a percibir en este momento, que ahora no hay nada más sin eso, sin ello a nuestro alrededor.

jueves, 5 de enero de 2012

Para mí ya no existes tiempo. (30-12-2011)

Díganme si me equivoco al pensar que a todos en algún momento de nuestras vidas se nos pasa por la cabeza la idea de ser inmortales. Vivir para siempre, viajar por el mundo en un millón de maneras diferentes, conocer muchísimas personas, experimentar todas situaciones que uno pueda imaginar. La gran y anhelada inmortalidad, solo hay una cosa que al poseerla dejamos fuera de la cancha, tiempo. Ese interminable tiempo tonto, sin un limite de juego, sin cuartel para la guerra, sin medidas.
Sin embargo, creo que no se detienen a meditar el peso que adquirirían los recuerdos, sobre todo en aquellas imágenes que acechan. Se podría cortarlos, rebanarlos, sentir lástima por ellos, recrearlos e intentarlo de nuevo; para darse cuenta al final que solo hay una cosa cierta, que al igual que tener una vida efímera y corta, es imposible vivir perfectamente para siempre. Entonces, ¿qué más da no? Vivir eternamente y olvidar lo que ya hemos olvidado por nuestra propia cuenta, sin embargo hay que dar consideración a que están “los otros” y algunos de esos “otros” nunca lo hacen.
Hay una frase que leí que dice: “Cuando eres niño el único recuerdo que tienes es el presente”. A lo que voy con eso es que si se diera la posibilidad de ser inmortales tendríamos que ser como ellos, no nos gustaría una eternidad recordando un “Cromañón” (tragedia argentina que consistió en el incendio de una discoteca,  originando 194 muertos y 1432 heridos) o alguien al lado que te lo haga cada 30 de diciembre o cosas similares. Buscando situaciones o alguien a quienes culpar, porque ¡vamos!, que eso de buscar culpables, juzgar y condenar es algo a mi parecer bastante arraigado en las personas. La estúpida culpa y los amigos que ésta acarrea consigo, son bastante difíciles de combatir.
No entiendo muy bien lo que lo origina lo que en mi imaginación figura como caserías de brujas para exorcizar demonios propios no los de los demás. Se aprecian muchas vivencias de buscar culpables, juzgarlos y condenarlos de las cuales aprender pero muy pocas que enseñen a perdonar, rescatar lo bueno de algo que resulto mal, dejar ir y como los niños vivir en el ahora.
Por suerte los años pasan, a veces las cosas se olvidan y otras no, se acepte o se lo niegue algún día todo llega a un fin y el hecho de ser eternos solo existe en la imaginación. Mañana luego de las 23:59 hs. otro año del calendario llega a su fin, sin embargo eso eso es mañana y muchas cosas pueden pasar hasta entonces, por lo pronto a vivir nuestro “presente”.