miércoles, 28 de septiembre de 2011

Algo sobre el "cambio" según este Locato.


A veces es importante o necesario hacer cambios en la vida. Y lo logramos, cambiamos. Sin embargo, en ciertas ocasiones, cuando se ocasiona y queremos que vean cuanto hemos crecido, los motivos, la o las personas que lo impulsaron, ya no están, deja de importarles de la misma forma o cambiaron aún más que nosotros. 

La verdad es que, sin ser conscientes de ello, estamos cambiando todo el tiempo, tanto mentalmente como físicamente. No somos aquellos que éramos al comenzar a leer esto, hace una hora o ayer. Aunque si tenemos en cuenta a nuestra esencia, lo que nos hace ser quienes realmente somos, sinceramente, creo que cambiamos poco y casi nada con el tiempo pero aún así lo hacemos. 
Muchas personas constantemente nos están pidiendo que cambiemos, o intentan que lo hagamos sin más. ¿Acaso no saben que para cambiar primero hay que pasar por todo un proceso? ¡Bah! Considero que son un conjunto de ellos, a veces somos conscientes de que los estamos atravesando y otras tantas no. Procesos que abarcan una o distintas facetas de nuestra vida como nuestra conducta, aspecto, ideologías, gustos, etc. 
¿Cambiar por mi o por los demás? Esa sí que es una cuestión bastante difícil. Por lo general sería bueno que cambiemos por nosotros mismos, porque consideramos que dicho cambio nos hará mejores, tanto en nuestra forma de ser como en el trato hacia los demás. Pero no es así como sucede en la realidad ¿no? En nuestro cotidiano andar, suele convertirse en una especie de imposición y así nos terminamos arrancando partes de nosotros mismos y de los demás todo el tiempo para encajar como piezas de un rompecabezas, que en su conjunto forman una imagen global. 
Ojala y pudiéramos aprender a reconocer cuándo es el momento adecuado para hacerlo. Así ya no se perderían tan fácilmente tantas cosas y personas que uno aprecia. También sería bueno asimilar que cada persona tiene su tiempo para cada aprendizaje, que es distinto al mío, al tuyo y al de los demás. Ser un poco más tolerantes y saberlo aceptar. 
Hay mucho para hablar sobre el tema y se volvería demasiado extenso. Últimamente como que todo está tan raro o quizá algo cambió o está cambiando dentro de mí y por el momento no lo estoy notando.


Nota a mi mismo: La navidad nunca fue de mi agrado, siempre me pareció bastante insulsa. Sin embargo el Año Nuevo, sea de la religión que sea, tiene algo que no sé, creo que me gusta. Hoy al salir la primer estrella del cielo comienza el Año Nuevo Judío, así que a pesar de no ser de ninguna religión en particular: ¡Shaná Tová Umetuká!

miércoles, 21 de septiembre de 2011

The Scientist (canción de Coldplay)


Vine a hacerte frente, decirte que lo siento.
Tú no sabes lo adorable que eres.
Tuve que hallarte, decirte que te necesito
y que yo te hice aparte.
Cuéntame tus secretos y hazme tus preguntas.
Vamos a regresar al principio.

Corriendo en círculos, siguiendo los rastros.
Cuestiones de una ciencia aparte.
Nadie dijo que era fácil,
nunca nadie dijo que sería así de difícil.
Llévame al principio.
Encaminándonos en una ciencia aparte.

Solo estaba suponiendo números y figuras,
descifrando los rompecabezas.
Cuestiones de ciencia, ciencia y progreso,
no hablan tan fuerte como mi corazón.
Dime que me amas, regresa y acéchame,
y me precipitaré al principio.
Corriendo en círculos, persiguiendo los rastros.
Regresando a ser como somos.

Nadie dijo que era fácil.
Es una pena para nosotros partir.
Nadie digo que era fácil.
Nunca nadie dijo que sería tan difícil.
Voy a regresar al principio...

Voy a regresar a las estrellas...

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Fragmento de "El Aleph" de Paulo Coelho.

“[…] 

-Yo te amo. Yo te amo porque todos los amores del mundo son como ríos diferentes corriendo hacia un mismo lago, y ahí se encuentran y se transforman en un amor único que se vuelve lluvia y bendice la tierra. 
Yo te amo como un río, que crea las condiciones para que la vegetación y las flores crezcan por donde pasa. Te amo como un río, que da de beber a quien tiene sed y transporta a las personas adonde quieren llegar. 
Yo te amo como un río, que entiende que necesita correr diferente en una cascada y aprender a reposar en una depresión del terreno. Te amo porque todos nacemos en el mismo lugar, en la misma fuente, que sigue alimentándonos siempre con más agua. Así, cuando estamos débiles todo lo que tenemos que hacer es aguantar un poco. Cuando vuelve la primavera, las nieves del invierno se derriten y volvemos a llenarnos de nueva energía. 
Yo te amo como un río que comienza solitario y débil en una montaña, y poco a poco va creciendo y uniéndose a otros ríos que se acercan hasta que, a partir de determinado momento, puede superar cualquier obstáculo para llegar adonde sea. 
Entonces, yo percibo tu amor y te entrego mi amor. No el amor de un hombre por una mujer, no el amor de un padre por una hija, no el amor de Dios por sus criaturas. Sino un amor sin nombre, sin explicación, como un río que no puede explicar su curso, solo sigue hacia adelante. Un amor que no pide y no da nada a cambio, sólo se manifiesta. Yo nunca seré tuyo, tú nunca serás mía, pero aún así puedo decir: te amo, te amo, te amo. 
[…]”

martes, 13 de septiembre de 2011

La ultima vez.

Dejar caer la última vez,
una lágrima de amor, Mi Vida.
No puede ser tu alma, el aire,
el pulso que me quita.
Un poco mal, una tarde más.
¡A quién tengo que rogar!
¿Qué más puede pasar?
Y aún así, me quiebro en dos.
Me romperé otra vez,
en otra esquina.
Me aferro a ti, no quiero ver
como cae la tarde,
en la quietud, la última vez.
Las cosas son así,
se trata de seguir...
SE TRATA DE SEGUIR...
Autor: Cinco de Enero.

sábado, 10 de septiembre de 2011

¿Será cuestión de decisiones o del destino?

Estando en la secundaría, en la clase de Lengua y Literatura, tuvimos que leer Romeo y Julieta para realizar una obra a exponer en una especie de feria que organizó el establecimiento (cave aclarar que de esto dependía nuestra nota trimestral). 
El profe Milanesa (omitiré su nombre y usare su apodo) nos dividió en grupos para realizar dicha actividad. A mi grupo le toco la tarea de resumir el libro en pequeñas escenas y diálogos a representar. 
Por supuesto siempre están los compañeros suicidas que se tiran por si mismos al escenario a enfrentarse al público, los demás se encargaron de la escenografía, iluminación, vestuario, etc. 
Yo tenía una opinión sobre esto, le dije a algunos compañeros con los que trabajaba que Romeo y Julieta eran unos grandísimos idiotas, se enamoran del único que no puede tener a su lado y después culpan al destino de su propia decisión. Alguien de los que estaba ahí me dijo que cuando el destino se cruza en tu camino, a veces no tienes alternativa. A los quince años ya tenía muy claro que el amor como la vida es fruto de las decisiones y el destino no tiene nada que ver. O eso es lo que quería creer. 
A todos les parece tan romántico Romeo y Julieta, y el amor verdadero. Que pena, si fueron tan tilingos como para enamorarse del enemigo, tomar veneno e irse a morir a una cripta. Sinceramente se merecían lo que les paso. 
Quizá Romeo y Julieta estuvieran destinados a unirse, aunque solo durante un tiempo, luego pasó su momento o quince minutos de fama, si lo hubieran sabido tal vez todo hubiese ido bien y la historia terminado de otra manera. 
Entonces le dije a alguien que cuando fuera mayor tomaría las riendas de mi destino, que no dejaría que nadie me arrastre al abismo. Me respondió que si alguna vez sentía la pasión verdadera, la que llena todo el ser, podía considerarme afortunado y que si la encontraba no nos separaríamos nunca. 
Sigo creyendo, o me gusta creer, que el amor es una cuestión de decisiones. Hay que dejar a un lado el veneno, la daga y buscar tu propio final feliz la mayoría de las ocasiones. Sin embargo, a veces, a pesar de decidir lo mejor que puedes y de tus intenciones, el destino termina por ganar. Aparece alguien que hace que te llenes de pasión y como resultado de esto uno mismo, por sí solo, se termina arrojando al vacío.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Otra vez divagando.

Teniendo en cuenta la premisa “sorpresa”, se puede dividir a la gente en dos grupos: aquellos a los que les gustan, y a los que no. A mí de por si tengo temporadas en las que me fascinan y otras en las que no quiero saber nada de ellas. Me dicen “¡Sorpresa!” y pongo mi mejor cara de nada, imaginándome una terrible piña directo al tabique de la nariz. 


En algunas profesiones y trabajos, las sorpresas no son muy bienvenidas que se diga, en ellos hay que saberlo todo, porque en ciertas ocasiones cuando no es así se generan conflictos con personas que exigen todo de uno y, debido a eso, alguna que otra vez, llegan las demandas. 

¿¿¿Estoy divagando otra vez??? Creo que si. Lo que quería decir, porque quería decir algo, no tiene que ver con las sorpresas, ni con las demandas, ni con los conflictos, ni con las profesiones y trabajos. Esta es la cuestión: quién dijo “Ojos que no ven corazón que no siente”, era un terrible imbécil, gil o tilingo, en ese orden viceversa, mezcladito o todo junto a la vez. 
Para la mayor parte de las personas que conozco no hay nada, pero nada peor, que no saber lo que ocurre. Bueno, está bien, tal vez haya algo mucho peor. Sin embargo, eso es lo que está pasando por mi mente en este momento. Además, está bien tener que saberlo todo en algunas instancias y lugares, aún así, como seres humanos muchas veces es mejor no ver nada, porque cuando no ves nada puede que sientas temor, pero siempre te quedan esperanzas.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Daño colateral.

Las personas tienen muchos principios, que varían en consideración e importancia dependiendo de cada una, algo parecido a la escala de valores. Como uno sus principios solemos encontrar el de “no hacer daño”, a veces se comprometen con sí mismas a vivir bajo esa especie de juramento. Como principio “no hacer daño”, es más fácil decirlo que hacerlo. Podemos tomar todos los juramentos del mundo, en cambio, el hecho es que la mayoría de nosotros hacemos daño todo el tiempo. 
A veces aunque intentemos ayudar con la mejor predisposición posible, en un “sin querer”, podemos hacer más mal que bien. En consecuencia suele aparecer el dolor y después lo hace su mejor amiga, la culpa. La culpabilidad nunca va de por libre, y también lleva a sus propios amigos, la duda e inseguridad. Es entonces cuando la confusión levanta su fea cabeza y nos mira a los ojos con una gran sonrisa. 
Lo que hacemos con la confusión es decisión propia y de nadie más, puede que nos den consejos de cómo manejarla, pero quien tiene la última palabra sobre el hecho siempre somos nosotros mismos. Entonces, podemos tomar decisiones que nos meten en problemas en primer lugar o, aprendemos de ello e intentamos con todas nuestras fuerzas seguir adelante. Lo que queda bien claro en todo lo dicho es que: “No hay ningún que juramento que podamos hacer para tratar con esto”.


Nota a mi mismo: ¡Néstor! Deja de pensar en la forma que lo hiciste casi todo el día, nuevamente te estás creando "Complejo de Sísifo" (ciego y empujando una gran piedra hacia la cima de una montaña, que un poco antes llegar a la meta se te escapa de las manos, volviendo ésta al principio, repitiéndose la historia una y otra vez).
La última vez estuviste así casi mes y medio. Sabiendo que no te molesta el hecho de estar perdido, sino el de que te estás perdiendo y no podes hacer nada para evitarlo. El nombre de tu blog lo dice y tenlo en cuenta: LO BUENO ES QUE LO MALO PASA, LO MALO ES QUE LO BUENO TAMBIÉN.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Una forma en la que me gusta competir y cuando se requiere encarar la vida.

Vivimos nuestras vidas cada uno a su forma los siete días a la semana. Un promedio aproximado de ciertas horas al día (el cual varía aumentando en cantidad o disminuyendo, dependiendo del individuo, edad, trabajos, etc.) estamos en contacto con otras personas; el resto solos, haciendo alguna actividad (como leer, dibujar, escribir, etc), perdidos en lo indómito de nuestros pensamientos o durmiendo. A este conjunto de períodos los solemos denominar “vida cotidiana”. 

Muchas personas que conocemos, con las cuales compartimos nuestros días, en primer lugar, siempre se mantienen en guardia en todo momento. En segundo, hacen lo que sea para burlar “sus enemigos o demonios internos”, en tercer lugar no traban amistad con ellos. O claro, en cuarto lugar, todo, absolutamente todo lo convierten en una competición transformando a los que se encuentran a su alrededor en adversarios a vencer sin importar el costo y a quién arrasen en el camino. ¡Ojo eh! Estoy hablando de algunas personas y algunos de sus comportamientos, no de todos en general. En algunos casos (de los cuales me gustaría participar constantemente) estas situaciones no se dan.

Me parece medianamente bien lo que se dice, que quien haya dicho que ganar no lo es todo, nunca en su vida perdió algo realmente importante en su vida o vive en una caja de cristal fuera del contacto de la gente. También me he encontrado con ocasiones en las que perdiendo fue en realidad que obtuve la victoria. Como se dice comúnmente "no se sale adelante festejando éxitos, sino superando fracasos".

No obstante, aún teniendo en cuenta el principio del párrafo anterior, hay otra forma de sobrevivir a la competición del día a día. Una de la que nadie parece hablar. Una, que cada persona debe aprender por sí misma. En quinto lugar y para aclarar no es una carrera en absoluto, no hay ganadores ni perdedores, las victorias se cuentan por el número lecciones y conocimientos adquiridos. En la cual se aprecia a las personas como partes de un todo, cada una como un pilar, a los cuales fortaleciéndolos nos fortalecemos a nosotros mismos y hacemos de nuestro entorno un lugar mejor.
Y de vez en cuando, si somos lo suficientemente listos, gracias a esto podremos mejorar o cambiar nuestras propias vidas de formas que nunca siquiera habíamos imaginado. Consideremos, así mismo, que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones, en base a lo dicho no hay que dejar de pensar que nosotros somos parte de "los pilares de ese todo y eslabones de una cadena" teniendo en claro nuestras fortalezas y debilidades.

Esa ultima forma, es una de las tantas formas en la que me gusta encarar la vida, no tirando abajo los pilares que se me presenten en el  trayecto queriendo obtener algo y que justo al llegar a la meta el techo se me venga encima.


Nota a mi mismo: Últimamente tu alter ego "Monje Zen Iluminado" se anda copando casi todo el tiempo y no deja surgir a los otros. El hecho de que todo este tan tranquilo estos días, para vos simplemente es: ¡¡¡rarísimo!!! Siendo que constantemente sos todo un caos.
Firma: "El opinador compulsivo" (uno de tus tantos alters).