Estando en la secundaría, en la clase de Lengua y Literatura, tuvimos que leer Romeo y Julieta para realizar una obra a exponer en una especie de feria que organizó el establecimiento (cave aclarar que de esto dependía nuestra nota trimestral).
El profe Milanesa (omitiré su nombre y usare su apodo) nos dividió en grupos para realizar dicha actividad. A mi grupo le toco la tarea de resumir el libro en pequeñas escenas y diálogos a representar.
Por supuesto siempre están los compañeros suicidas que se tiran por si mismos al escenario a enfrentarse al público, los demás se encargaron de la escenografía, iluminación, vestuario, etc.
Yo tenía una opinión sobre esto, le dije a algunos compañeros con los que trabajaba que Romeo y Julieta eran unos grandísimos idiotas, se enamoran del único que no puede tener a su lado y después culpan al destino de su propia decisión. Alguien de los que estaba ahí me dijo que cuando el destino se cruza en tu camino, a veces no tienes alternativa. A los quince años ya tenía muy claro que el amor como la vida es fruto de las decisiones y el destino no tiene nada que ver. O eso es lo que quería creer.
A todos les parece tan romántico Romeo y Julieta, y el amor verdadero. Que pena, si fueron tan tilingos como para enamorarse del enemigo, tomar veneno e irse a morir a una cripta. Sinceramente se merecían lo que les paso.
Quizá Romeo y Julieta estuvieran destinados a unirse, aunque solo durante un tiempo, luego pasó su momento o quince minutos de fama, si lo hubieran sabido tal vez todo hubiese ido bien y la historia terminado de otra manera.
Entonces le dije a alguien que cuando fuera mayor tomaría las riendas de mi destino, que no dejaría que nadie me arrastre al abismo. Me respondió que si alguna vez sentía la pasión verdadera, la que llena todo el ser, podía considerarme afortunado y que si la encontraba no nos separaríamos nunca.
Sigo creyendo, o me gusta creer, que el amor es una cuestión de decisiones. Hay que dejar a un lado el veneno, la daga y buscar tu propio final feliz la mayoría de las ocasiones. Sin embargo, a veces, a pesar de decidir lo mejor que puedes y de tus intenciones, el destino termina por ganar. Aparece alguien que hace que te llenes de pasión y como resultado de esto uno mismo, por sí solo, se termina arrojando al vacío.
tengo un nuevo blog, si te interesa pasate !
ResponderBorrarsaludos
Elizabeth: ¡Claro que me interesa! Ahí voy para tu blog.
ResponderBorrarComo siempre, gracias por tu visita. Besos.
Gracias! sos el primer seguidor jaja
ResponderBorrarGracias Tor, siempre son los que menos te lo esperas los que más te sorprenden, muchas gracias.
ResponderBorrarEl otro día no leí esto, es genial :P al menos no soy la única q odia romeo y julieta xD
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