Díganme si me equivoco al pensar que a todos en algún momento de nuestras vidas se nos pasa por la cabeza la idea de ser inmortales. Vivir para siempre, viajar por el mundo en un millón de maneras diferentes, conocer muchísimas personas, experimentar todas situaciones que uno pueda imaginar. La gran y anhelada inmortalidad, solo hay una cosa que al poseerla dejamos fuera de la cancha, tiempo. Ese interminable tiempo tonto, sin un limite de juego, sin cuartel para la guerra, sin medidas.
Sin embargo, creo que no se detienen a meditar el peso que adquirirían los recuerdos, sobre todo en aquellas imágenes que acechan. Se podría cortarlos, rebanarlos, sentir lástima por ellos, recrearlos e intentarlo de nuevo; para darse cuenta al final que solo hay una cosa cierta, que al igual que tener una vida efímera y corta, es imposible vivir perfectamente para siempre. Entonces, ¿qué más da no? Vivir eternamente y olvidar lo que ya hemos olvidado por nuestra propia cuenta, sin embargo hay que dar consideración a que están “los otros” y algunos de esos “otros” nunca lo hacen.
Hay una frase que leí que dice: “Cuando eres niño el único recuerdo que tienes es el presente”. A lo que voy con eso es que si se diera la posibilidad de ser inmortales tendríamos que ser como ellos, no nos gustaría una eternidad recordando un “Cromañón” (tragedia argentina que consistió en el incendio de una discoteca, originando 194 muertos y 1432 heridos) o alguien al lado que te lo haga cada 30 de diciembre o cosas similares. Buscando situaciones o alguien a quienes culpar, porque ¡vamos!, que eso de buscar culpables, juzgar y condenar es algo a mi parecer bastante arraigado en las personas. La estúpida culpa y los amigos que ésta acarrea consigo, son bastante difíciles de combatir.
No entiendo muy bien lo que lo origina lo que en mi imaginación figura como caserías de brujas para exorcizar demonios propios no los de los demás. Se aprecian muchas vivencias de buscar culpables, juzgarlos y condenarlos de las cuales aprender pero muy pocas que enseñen a perdonar, rescatar lo bueno de algo que resulto mal, dejar ir y como los niños vivir en el ahora.
Por suerte los años pasan, a veces las cosas se olvidan y otras no, se acepte o se lo niegue algún día todo llega a un fin y el hecho de ser eternos solo existe en la imaginación. Mañana luego de las 23:59 hs. otro año del calendario llega a su fin, sin embargo eso eso es mañana y muchas cosas pueden pasar hasta entonces, por lo pronto a vivir nuestro “presente”.
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