Me das puro veneno, y me lo bebo como si fuera oro. Si la fe me abandona, por
favor, quédatela para ti. Porque mientes de una forma tan hermosa, que no puedo
hacer más que creerte. Me mantienes con nuevas expectativas con cada palabra sale de tus labios.
Jugamos
nuestro juego, y tú lo dominas tan bien. Sin embargo, sólo mostramos la
parte blanca, buena y clara de nuestras personas. Los cimientos sobre los que
nos sustentamos los mantenemos invisibles para nuestros ojos. Somos como
icebergs, sólidos e invulnerables, prominente infranqueables en la mar.
Podemos quebrar cualquier ola sin el menor esfuerzo, nuestro frió corazón
late tan fuerte y en las profundidades del hielo podemos sentir que nuestro
destino está en algún lugar bajo aquellas luces. Porque tú así como yo también quieres
brillar, muy por debajo del hielo te sientes como yo.
Tal vez llueva para nosotros mañana y en algún momento nos rindamos ante esas partes ocultas de nosotros mismos. He olvidado porqué, pero te he querido tanto.
Cuando me marche deja todo lo oscuro de ti en aquellas tinieblas, promete que
lo harás. Y si alguna vez nos volvemos a encontrar de nuevo te mostraré mi
verdadero yo.
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