jueves, 1 de noviembre de 2012

La Bella y la Bestia.


Dicen que la música calma a las bestias. Pero,… ¿qué pasaría si además de calmarlas esta música las cambia? O sea las vuelve humanas, mucho mejores, más especiales, por decirlo así. Mientras la música suena ellas dejan de ser los monstruos que algunos piensan para convertirse en princesas o príncipes perdidos de cuentos de hadas. Príncipes y princesas de las cuales cualquier otra persona se podría enamorar.
La música suena, suena y el hechizo continúa danzando con su magia. Sin embargo, la misma música que transforma a estas bestias, con el pasar del tiempo, en las personas que se enamoraron de ellas va teniendo un efecto adverso, convirtiéndolas en seres oscuros similares a los entes que eran sus seres amados antes de escuchar la melodía.
Además de eso, para complicar aún más la situación, ¿qué pasaría si estas nuevas princesas y príncipes corresponden a ese amor? ¿Qué hacer? Dejar que el hechizo corrompa al ser amado hasta que no quede rastro alguno de lo que una vez fue o detener la música y aceptar la maldición que les fue propia, regresar a la oscuridad para volver a ser lo que desde un principio fueron. Aún así, indistintamente de las elecciones que se tomen las personas que se quedan amando frente a las nuevas o viejas bestias siempre se preguntarán si en el fondo de ellas las recuerdan y si queda algún resquicio de ese amor que compartieron en algún momento cuando ambos se veían como iguales.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario