jueves, 24 de octubre de 2013

Vuelvo a este lugar que me cuesta mucho dejar, imaginándote caminar a la orilla del mar mientras tú me imaginas con la mirada perdida en el suelo.
Como los dibujos del libro El Principito que los adultos confunden, estamos perdidos en estos desiertos faltos de sentimientos llamados ciudades que como las serpientes nos van matando por constricción, arrojan sus calles alrededor nuestro y nos aprietan cada día un poco más. Aquí, ¿quién es el asesino, quién es el cautivo y quién es libre?
Esta noche teñida de fluorescentes nos divide y disuelve en pantallas parpadeantes. Por los alrededores todos conocen los secretos de todos. Cosas vistas, pero que no se ven.

Y me siento en el suelo y llamo a las estrellas. Por favor dibújame las estrellas. Y dime ¿Qué hay en tu corazón?... ¿Es mi corazón?...

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