A veces es importante o necesario hacer cambios en la vida. Y lo logramos, cambiamos. Sin embargo, en ciertas ocasiones, cuando se ocasiona y queremos que vean cuanto hemos crecido, los motivos, la o las personas que lo impulsaron, ya no están, deja de importarles de la misma forma o cambiaron aún más que nosotros.
La verdad es que, sin ser conscientes de ello, estamos cambiando todo el tiempo, tanto mentalmente como físicamente. No somos aquellos que éramos al comenzar a leer esto, hace una hora o ayer. Aunque si tenemos en cuenta a nuestra esencia, lo que nos hace ser quienes realmente somos, sinceramente, creo que cambiamos poco y casi nada con el tiempo pero aún así lo hacemos.
Muchas personas constantemente nos están pidiendo que cambiemos, o intentan que lo hagamos sin más. ¿Acaso no saben que para cambiar primero hay que pasar por todo un proceso? ¡Bah! Considero que son un conjunto de ellos, a veces somos conscientes de que los estamos atravesando y otras tantas no. Procesos que abarcan una o distintas facetas de nuestra vida como nuestra conducta, aspecto, ideologías, gustos, etc.
¿Cambiar por mi o por los demás? Esa sí que es una cuestión bastante difícil. Por lo general sería bueno que cambiemos por nosotros mismos, porque consideramos que dicho cambio nos hará mejores, tanto en nuestra forma de ser como en el trato hacia los demás. Pero no es así como sucede en la realidad ¿no? En nuestro cotidiano andar, suele convertirse en una especie de imposición y así nos terminamos arrancando partes de nosotros mismos y de los demás todo el tiempo para encajar como piezas de un rompecabezas, que en su conjunto forman una imagen global.
Ojala y pudiéramos aprender a reconocer cuándo es el momento adecuado para hacerlo. Así ya no se perderían tan fácilmente tantas cosas y personas que uno aprecia. También sería bueno asimilar que cada persona tiene su tiempo para cada aprendizaje, que es distinto al mío, al tuyo y al de los demás. Ser un poco más tolerantes y saberlo aceptar.
Hay mucho para hablar sobre el tema y se volvería demasiado extenso. Últimamente como que todo está tan raro o quizá algo cambió o está cambiando dentro de mí y por el momento no lo estoy notando.
Nota a mi mismo: La navidad nunca fue de mi agrado, siempre me pareció bastante insulsa. Sin embargo el Año Nuevo, sea de la religión que sea, tiene algo que no sé, creo que me gusta. Hoy al salir la primer estrella del cielo comienza el Año Nuevo Judío, así que a pesar de no ser de ninguna religión en particular: ¡Shaná Tová Umetuká!