jueves, 4 de agosto de 2011

Me tienta pensarte.

Quisiera saber qué es lo que realmente me está pasando contigo. Te tengo cerca y me pongo nervioso, sin saber qué hacer o qué decir. A la distancia si me doy cuenta de tu presencia, lo único que se me ocurre hacer es evitarte, tratar de que no me veas pasar. 
Me tienta el pensarte todo el tiempo, busco motivos para distraer mi mente y no hacerlo. Sin embargo la mayor parte del tiempo es casi imposible. De la nada tan solo estoy ahí, acá, allá, en cualquier lugar y tú estás conmigo en mi cabeza. Pienso en cualquier otra cosa o en otras personas y sin explicación se me figura tu nombre. Por suerte no hablo mucho, últimamente es poco y nada lo que me relaciono con personas, sino tengo la impresión de que las llamaría por tu nombre. 
No creo que sea amor, solo me enamore una sola vez en lo que va de mis 26 años de edad. Sensación linda esa del amor, Dios quiera que me vuelva a pasar. Empero es algo que se va dando de a poco, conociendo y aceptando tal cual es la otra persona. Es algo distinto para la cual no tengo palabras exactas, tampoco es como si me gustaras. Quizá me siento atraído hacia ti, o no sé que si la atracción es el primer factor a considerar para que alguien me guste. 
El hecho de pensarte me da paz y hasta se podría decir que alegría pues de seguido me encuentro sonriendo cuando rondas cerca de mis pensamientos. No hay esa necesidad de estar con vos o de tenerte, alcanza con solo pensarte. Es como si supiera que en un tiempo pasado ya he compartido miles de vivencias contigo y en un futuro volveré a hacerlo. Pensarte hace que el tiempo ya no importe, que el tiempo desaparezca, que el pasado se convierta en el presente y en el futuro o viceversa; debido a que todo significa lo mismo para mí. 
Algunos días me dan ganas de acercarme y decirte: me está pasando esto con vos y… En cambio primero quisiera saber qué es lo que realmente me está pasando. Es algo para lo cual creería que no hay explicaciones, no hay palabras para definirlo, es algo que te llena, que solo se siente y te transporta más allá del cuerpo, más allá del alma, más allá de todo tiempo. 
Te miro, te pienso, te siento y es como si siempre hubieses sido mi presente, mi pasado y mi futuro. Al pensarte para mí ya no existe el tiempo. 


Nota a mí mismo: En fin, seguís con gripe y fiebre. Quizás todo esto sea producto de ello o de tu cabezota en la cual nunca paran de chocar y estrellarse pensamientos e ideas unos contra otros. Posiblemente lo primero potencie a lo segundo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario