lunes, 29 de agosto de 2011

No va más: donde tú vas, yo voy.

Puedo sentir los colores desvaneciéndose, mientras desapareces del reflejo de mis ojos. Trato de hablar y decir algo, nada surge, porque nada de lo que diga hará que te quedes. Agarras tu abrigo mientras vas llamando un remis. 

-Son las dos de la noche, ¿dónde vas a ir? 
-Voy a pasar el rato con mis amistades y eso es todo lo que tú tienes que saber. 

Tres botellas de cerveza completamente vacías en menos de veinte minutos, sobre la barra de mi departamento, contemplan mi espalda casi leyéndome la mente. 

-No, no puede haberse ido tan lejos. 

Así que tomo en mis manos alguna de mis camperas y voy dónde espero que tú estés. Tal vez pueda convencerte de algo más. Tomando atajos a través de calles oscuras, mientras tanto tú compites entre los pensamientos que asedian mi cabeza, logrando como siempre primer lugar, champaña y corona de laureles. 
La inseguridad podrá perseguirme está vez, sin embargo no lograra atraparme. ¡No!, antes de que pueda transformar en palabras mis pensamientos, si es que aún queda algo de tiempo. 
Es como estar parado en el reborde de una pequeña plataforma, mirando al vacío antes de tirarme por el precipicio. Esta vez voy a usar la razón y no el corazón para tratar de abrirte los ojos. Esta relación solo me conduce al suicidio, porque la mayoría de las veces dónde tu vas, yo voy.
Tu voz sigue haciendo ecos en mí, como queriendo materializar la cuestión: 

-¡No te ensimismes otra vez! ¡No quieras vivir tu vida de esa forma! Aunque, por supuesto que vas a decir y hacer lo que quieras, como siempre lo haces. 

Entonces se marcha mucho más rápido de lo que llega, poniendo a todo mi ser en la hoguera para que se consuma junto con sus demonios. Sin embargo,  tú siempre me haces esto también. Son esas malditas cosas que hacen todas las personas a las que llamas “normales” en las cuales crees con fe ciega, que intentas que yo haga. Lo haces una y otra, y otra condenada vez. Todo sería mejor si me aceptaras siendo tal cual soy.
Antes de que me tires abajo, voy en mi camino a encontrarte. Voy a resistir por esto que pienso y no voy a caer por cualquier cosa. No voy a ser tan ingenuo y esperar a que mi corazón se desangre. 
El amor no está hecho para que juegues carreras a altas velocidades, como lo haces tú en mi mente intentando estrellarte con la primer idea que se cruce en tu camino. Intentas hacer de mí lo que tú quieres, sin embargo esta vez voy a hacer que te odies por la tarde al despertar. Así que antes de que me derribes voy a hacer que des todo lo que llevas dentro, hasta que no te quede nada mas que dar y puedas sentir el absoluto vacío. Después de que escuches mis palabras será la última vez que, dónde tú vayas, yo voy.

4 comentarios:

  1. No se porqué todo el texto tuve la sensación que hablabas con vos mismo/ me costó visualizar a otro/a,

    me resulto muy interesante, saludos desde el sur.

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  2. Hola, Tor, llegué hasta tu espacio a través de un blog amigo, me pareció muy bueno, voy a quedarme por aquí como seguidor, si me permites.
    Si tienes ganas, te invito a pasar por el mío.
    Un saludo desde BA.
    Humberto.

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  3. wa, me gusta lo que escribes, lo que intentas transmitir, y claramente consigues...muy buenas tus letras..
    llegué aqui gracias a humberto, y creo que me quedo^^
    un saludo!

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  4. Juan: Si, es una como una conversación conmigo mismo. Lo que pasa en mi cabeza en esos instantes. Muchas gracias, saludos y un abrazo para vos.

    Humberto: Muchas gracias. Bienvenido a mi pequeño mundo y sentite como en tu casa. Por supuesto que paso por tu blog. Saludos y un abrazo para vos.

    Linuxii: Me alegro que te haya gustado. No sé si logro transmitir lo que quiero, soy amateur en esto y a veces algo caótico ¡je! Bienvenida seas vos también. Besos.

    Para los tres: Siéntanse como en su hogar. Mil gracias y abrazos.

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