Si bien el paso de los años siempre conlleva aprendizajes, ante la presencia de un enfrentamiento, ya sea en el marco de la pareja, los amigos o los problemas laborales, es bueno que asumas lo que sucede y respondas adecuadamente. Discutir no sólo es malo, sino que también es necesario para mantener una relación sana y sincera. Pero por supuesto, como en todo, es importante no sobresaltarse y afrontar los problemas con respeto y cordialidad, aprendiendo a resolverlos de forma asertiva.
Trata de empatizar. Con un tono neutral, busca ponerte en el lugar del otro para ver su perspectiva y poder comprender otras posturas. Así será más fácil que los demás te escuchen.
No te guardes nada. ¡Hacete cargo de los problemas! El propósito es llegar a un acuerdo con el que te sientas a gusto, sin dejar de sostener tu posición y sin que quede nada en el tintero.
Cuidado con el rencor. Siendo claro y preciso, y asumiendo con responsabilidad el problema, es más fácil llegar a un acuerdo. No saques asuntos pasados: limítate a tratar un solo tema.
Aprende de las discusiones. Es una buena forma de conocer mejor a quienes te rodean y también, de conocerte a vos mismo, para no repetir errores.
La comunicación es la clave para superar peleas o rencores innecesarios.
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