viernes, 15 de julio de 2011

Más que demasiado.

En la infancia eran los dulces, te escondías de tus padres y comías hasta reventar, en la universidad era la peligrosa combinación del tequila y la cerveza y bueno… ya saben.
En la vida hay que disfrutar de los buenos momentos, porque no suelen haber tantos como desearías. Lo bueno no es siempre lo que parece, abusar de cualquier cosa incluso del amor no es conveniente. Sin embargo…
¿Cómo saber cuándo demasiado es demasiado? ¿Demasiado pronto? ¿Demasiada información? ¿Demasiada comida? ¿Demasiada bebida? ¿Demasiada tristeza? ¿Demasiada alegría? ¿Demasiado que preguntar? ¿Demasiado amor? ¿Y cuándo todo es demasiado como para soportarlo?

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