Creo en el cielo, también creo en el infierno; o eso quiero creer. No he visto ninguno, pero creo que existen. Tendrían que existir, porque sin un cielo, sin un infierno, todos vamos directos al limbo, a la nada.
Cielo… infierno… limbo… Realmente nadie sabe dónde vamos, o qué nos espera cuando llegamos allí. Sin embarco lo único que sé de seguro, con toda seguridad, es que hay momentos que nos llevan a otro lugar. Momentos celestiales en la Tierra, en nuestro ahora, en nuestras vidas; y quizá por ahora, eso es todo lo que necesitamos saber.
Después de todo en el infierno también hay un cielo y ahí me voy a quedar sólito.
Cielo… infierno… limbo… Realmente nadie sabe dónde vamos, o qué nos espera cuando llegamos allí. Sin embarco lo único que sé de seguro, con toda seguridad, es que hay momentos que nos llevan a otro lugar. Momentos celestiales en la Tierra, en nuestro ahora, en nuestras vidas; y quizá por ahora, eso es todo lo que necesitamos saber.
Después de todo en el infierno también hay un cielo y ahí me voy a quedar sólito.
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