miércoles, 1 de junio de 2011

Un pequeño deseo.


Todos pedimos al menos, un buen deseo al año, sobre las velas en nuestro cumpleaños. Algunos pedimos más. Con pestañas, en fuentes, con estrellas fugaces. Y de vez en cuando uno de esos deseos se hace realidad. ¿Y qué pasa después? ¿Es tan bueno como esperábamos? ¿Nos regodeamos en el bienestar de nuestra felicidad? ¿O simplemente nos quedamos con que tenemos una larga lista de otros deseos esperando ser deseados y cumplidos?
No deseamos cosas fáciles. Deseamos cosas importantes, cosas ambiciosas, fuera del alcance. Deseamos porque necesitamos ayuda y tenemos miedo, y sabemos que quizá estemos pidiendo demasiado. Deseamos porque somos seres humanos, nos sentimos vivos y forma parte de nuestra naturaleza. Aún así, deseamos, porque... A VECES NUESTROS DESEOS SE HACEN REALIDAD.
Deseo que la gente que conozco pueda cumplir sus sueños o lograr las metas que se propongan en esta vida: amor, paz, felicidad, alegría, solidaridad, crecimiento, esperanza, fe, libertad, valor, respeto, pasión, salud, iluminación.

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