¿Cómo sabes dónde estás yendo, cuando en realidad no sabes dónde has estado? Escondes la vergüenza que no muestras y no dejas entrar a nadie. Para ti una calle llena de personas puede ser un lugar bastante tranquilo, cuando caminas con tu soledad y piensas que eres la única persona que no lo hace.
Tus recuerdos te destrozan, tus heridas nunca sanan y el vacío en ti está creciendo; pero, te aseguro que ya falta poco para llenarlo. Estás con demasiado miedo de recordar el pasado y con demasiada fatiga como para continuar adelante. Sin embargo, aún así piensas que estás bien.
¿Qué será lo que te llevaría a decir con todas tus fuerzas y fervor “lo intentaré por última vez”? ¿Y qué pasaría si te dices a ti mismo que este es el último día de tu vida?
Si intentas las cosas que deseas hacer, no sentirás si tienes miedo de luchar. Pero supongo que nunca lo harás si te escondes detrás de tus muros de quizás y tal vez. Olvidas así que siempre hay algo más que conocerse mejor. Los errores cometidos no te definen, de momento, pero a veces te dicen quien no eres en realidad.
Enciende una luz y déjala a tu lado, donde hay un lugar al que muchas personas pertenecen. Has estado en ese frío lugar por mucho tiempo. Ya es hora de que sientas el amor que se encuentra en los corazones de todos los que te hacen e hicieron ser quien eres. Agradecerás por los que te rodean y por lo que tienen para dar. A tu ser llegará un sentimiento llamado amor y tus sueños comenzaran a cobrar vida.
Tienes que vivir la vida que estás dejando pasar, cada nuevo día, como si fuera la única que tendrás y te sentirás como un niño que nunca se cansa.
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